La Iglesia de la Comunidad Metropolitana es un capítulo en la historia de la Iglesia, Cuerpo de Cristo. Somos personas en una jornada, aprendiendo a vivir en nuestra espiritualidad, mientras afirmamos nuestros cuerpos, nuestros géneros, nuestras sexualidades. No todas las personas creemos exactamente lo mismo. Y aun en medio de la diversidad, construimos una comunidad, enraizada en el amor radicalmente inclusivo de Dios hacia todas las personas. Somos parte de una conversación en curso en asuntos de creencia y fe, formada por la Escritura y los credos históricos, construimos sobre quienes nos precedieron. Nuestro capítulo comienza cuando Dios nos dice: "Vengan, vean y prueben”.
"Vengan, vean y prueben”. Jesucristo, tú invitas a todas las personas a tu mesa abierta. Tú nos haces tu pueblo, una comunidad amada. Tú restauras el gozo de nuestra relación con Dios, incluso en medio de la soledad, de la desesperación y de la degradación. Somos personas únicas y cada una forma parte del todo, del sacerdocio de todos los creyentes. Bautizadas y llenas de tu Santo Espíritu, tú nos empoderas para ser tu presencia sanadora en un mundo herido.
Esperamos ver tu Reino en la tierra, así como en el cielo, mientras trabajamos por un mundo donde todas las personas tengan lo necesario, cesen las guerras y toda la creación viva en armonía. Reconocemos tu encomienda a toda la humanidad del cuidado de la tierra, del mar y del aire. Por lo tanto, activamente resistiremos los sistemas y las estructuras que están destruyendo tu creación.
Junto con toda la creación, te adoramos—cada tribu, cada lengua, cada pueblo, cada nación. Te conocemos con muchos nombres, Dios Trino, más allá de la comprensión, revelado en Jesucristo, quien nos invita a la fiesta.
Amén.